En plena Avenida Callao al 2000, se encuentra The Food Truck Store, local de hamburguesas donde la cocina tiene apariencia de carrito de comida americano, como bien indica su nombre. El lugar existe hace varios años vendiendo paninis y café, pero sólo hace unos meses se unieron a la moda de las hamburguesas gourmet.
Hay variedad para elegir, desde 1 a 3 patties; algunos ejemplos son la típica American (cheddar, panceta y salsa del lugar), la tradicional mexicana (guacamole, cheddar, nachos, morrones), otras con huevo frito, con queso brie o con queso azul como su principal exponente. Luego hay tres que son más “especiales” podríamos decir: la Emily, en pan de pretzel, con 2 patties, una salsa especial, pickles, queso y cebolla caramelizada; The CEO, en pan de papa, con 2 patties, mermelada de panceta y tomate, queso y alioli; y la Smoke, que imita a la reconocida hamburguesa americana Shake Shack (pan de papa, cheddar, panceta, morrones rojos y la salsa identificadora).
También está la posibilidad de elegir hot dogs, con diferentes ingredientes. Se vende cerveza para acompañar la comida en una barra separada de la cocina; se puede ir pidiendo mientras uno espera. Los acompañamientos son los tradicionales a excepción de la posibilidad de elegir corn dogs (con salsa teriyaki).
La hamburguesa en sí no es de las mejores, la carne estaba medio seca. El pan que no era de papa no tenía nada especial, gusto a cumpleaños. Se notaba que la carne estaba hecha a mano por su uniforme figura, pero el sabor no era nada de otro mundo. Las papas, con cáscara, estaban gomosas, algunas más finitas y otras muy gruesas. Les faltaba cocción y el crocante que uno espera al morderlas. Los aros de cebolla no son recomendables, el pan rallado era como el que usamos para hacer milanesas, se desarmaba y la cebolla no estaba desmenuzada sino que era toda una unidad casi cruda, aunque esto puede gustar dependiendo de cada paladar.
Los precios de un combo rondan los 300 pesos. Del acompañamiento clásico de papas a otro el precio sube bastante. Relación precio-calidad hay mejores opciones, aunque nunca es malo probar. Sin duda hay cosas que les quedan por mejorar.
El ambiente es oscuro con decoración industrial, luces cálidas en tonos anaranjados. El local es chico, mesas muy juntas y una zona al aire libre en un patio interno.
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