Ubicado en el barrio que su nombre indica, en la Av. Montes de Oca 696, se encuentra el Resto-Bar Barracas Club, un espacio relax, con luces cálidas y donde la carta de tragos es más amplia que la de comidas.
No sólo abre por la noche, también ofrece servicio de cafetería, pero el ambiente enciende su esencia particular cuando el sol ya no está. Como decía previamente, hay un menú con una gran variedad de tragos y a la vez ofrecen cervezas artesanales.
El restaurante cuenta con dos pisos angostos: el de la plata baja, con un clima familiar y tranquilo; y un segundo piso por el que se sube a través de una pequeña escalera caracol mientras se vislumbran plantas con luces verdes fosforito decorando la pared, nos situamos en una terraza, más bien un patio cervecero. El sector de arriba es mucho más informal, para ir con amigos, donde las risas suenan, los televisores transmiten partidos de fútbol y las birras siguen saliendo.
En cada piso hay una barra donde sirven las bebidas. De entrada te dan tostaditas con ajo y aceite, acompañados de un queso crema para untar. Los platos se destacan por ser presentados como para compartir, lo que acentúa la idea de pasar un rato con la familia o amigos. El menú incluye mayormente distintas opciones de milanesas, un par de hamburguesas de las típicas, entradas (bastoncitos de muzzarella, rabas, pollo frito) y una sección llamada Especiales Mexicanos y otra Especiales Peruanos (mariscos, pollo a las brasas y ceviche).
Quise probar la comida mexicana gracias a una recomendación que tuve, probé el combo de 6 piezas para compartir que incluye dos tacos (de pollo con zanahoria, morrones y cebolla), dos burritos (con carne y las mismas verduras que contenían los tacos) y dos quesadillas (queso muzzarella). Los tres tenían la misma forma; me sorprendió más que nada en los burritos ya que esperaba que fueran como un cilindro (que era como se presentaban en el dibujo del menú), la diferencia que tenían era en la tortilla, que era de diferente gusto y textura. Venía todo esto acompañado de 4 salsas (guacamole, sour cream, frijoles negros y una picante).
La comida estaba gustosa, los tacos bien rellenos y no tardaron mucho en salir. La experiencia fue buena, pero no del otro mundo. Los precios al compartir los platos son dentro de todo accesibles.
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