En un pequeño lugar detrás de un árbol, se asoma una casa blanca llamada Koko Bao Bar, que se encuentra entre las calles de Palermo Hollywood (más específicamente, Arévalo 1478). Este restaurante ofrece una propuesta gastronómica diferente, “comida callejera asiática”, pero presentada de una forma más gourmet.
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Se intentan recrear algunos sabores únicos de Asia con un menú que ofrece de entradas Won Ton de cerdo y salsa de eneldo; Won Ton frito hecho con tofu; Gyozas o Jiaozi (tradicional en Japón, China y Corea); serían como empanaditas de carne pero chiquitas y envueltas en una fina masa; y calamares y langostinos empanados.
Como platos hay una noodle soup, hecha con fideos, panceta y langostinos; Broccoli Szechuan; o también currys, uno de ellos con pollo, leche de coco, maní, arroz y cilantro. Pero lo que destaca en Koko, su especialidad y la razón por la que fui a conocer, es lo que su nombre indica: los baos, el característico bollo de pan hecho al vapor relleno, muy habitual en la cocina china.
Hay cinco opciones entre las cuales decidir, cada una con una mezcla de sabores muy especiales y acompañados de papas rotas con especias y alioli para mojar: el clásico, donde su ingrediente principal es una gruesa porción de panceta pincelada con la salsa agridulce hosiin, pickles y alioli (buen sabor pero a tener en cuenta que a la panceta le dejan el cuero); el otro que probé fue el de roastbeef desmenuzado con pickles y alioli, en mi opinión muy bueno, sabroso y original. También podemos encontrar uno de bondiola desmenuzada con cole slaw, pickles, yogur, y un toque picante; uno vegetariano de hongos con huevo frito; y uno de pollo frito con pickles y sweet chilli.
La comida es a la luz de las velas y no te dan cubiertos, sólo hay palitos chinos de metal, por lo que se me dificultó un poco pero puede ser por la falta de costumbre. En el espacio de adentro hay 4 mesitas chiquitas y una barra como para cinco personas; y por fuera hay una mesa larga y una más chica. Si se llega después de las 9:30 es probable que haya que esperar.
Los platos no tardaron en llegar, la atención es buena y amable, y si nunca fuiste te cuentan de qué se trata cada plato. Los precios son acordes a lo ofrecido, y para tomar hay tanto gaseosas como ginger ale (Pulpo Blanco), vino y cerveza tirada.
Es una opción y una experiencia diferente para elegir entre el mar de bares que hay en esa zona de Palermo. Si te interesa la gastronomía asiática y querés probar algo nuevo, no dudes incluirlo en tu lista.
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