Desde 1961, los famosos restaurantes The Embers continúan manteniendo su esencia al disponer comida americana; de hecho los primeros en abarcar esta temática. Con el tiempo, fueron modernizando la estética de sus locales.
En sus orígenes, esta cadena presentaba un local muy asimilado a la imagen que tenemos de las típicas hamburgueserías norteamericanas, envuelto en el color blanco, azul y rojo, es decir, de su respectiva bandera. Hoy en día, su imagen cambió, las instalaciones son modernas, luminosas. Se reemplazó la madera gruesa y redonda por una más cuadrada que va en concordancia con las luces industriales que cuelgan en el techo. Sin embargo, los boxes de mesas se mantienen hasta el día de hoy. También, se observa el rojo, el azul y el negro en las sillas que van variando dependiendo cada mesa.
The Embers se encuentra ubicado en distintas localidades donde se podría decir que el nivel adquisitivo es alto: Nordelta, Belgrano, San Isidro, Urquiza y Tortugas. A pesar de ello, los precios se encuentran dentro del rango normal, no son del todo inaccesibles, y no cobran cubierto.
En esta ocasión, visité el local de Belgrano R que ofrece un espacio amplio y limpio, con dos pisos. Además, hay dos opciones para comer afuera; en la parte delantera, que hay un lugar específico para que esperen aquellos que hacen take away; o en el patio exterior de la parte trasera, grande pero ruidoso debido a la cantidad de chicos que salen a jugar. Por lo tanto, podría decirse que es un espacio familiero pero también ideal para ir con amigos. El piso superior es más tranquilo, con grandes ventanales, baños y cuadros vintage. TIP: llevar abrigo en verano, porque cuando arranca el aire acondicionado te convertís en un hielito.
Ahora a lo más importante: la comida. Podemos encontrar variedad de platos, entre snacks como papas fritas con distintas salsas, nachos, aros de cebolla y rabas; omelettes acompañados de aros; ensaladas; la sección homemade que incluye pollo frito, ribs, fish and chips, chili con carne, pasta, entre otros; sandwiches specials; y las clásicas burgers que no pueden faltar (su precio no incluye acompañamiento) y hot dogs. Yo elegí los nuggets con papas fritas: riquísimos, jugosos y crujientes.
Como todo sitio americano, está la opción de escoger shakes o licuados para compañar las comidas; y postres como banan Split, pancakes y waffles.
El espacio es agradable, la atención amable y simpática. Los platos salen rápidamente, no hay mucho tiempo que esperar. El lugar es limpio y fresco. La comida está bien pero no es nada del otro mundo. Pero sin dudas, un clásico.
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